El temor y la inquietud que emergen cuando la tragedia sacude a una comunidad suelen dejar hondas huellas emocionales. En estos casos, no basta con el rescate físico ni con atender los aspectos más visibles. Lo esencial es brindar una atención integral que, además de apoyar el cuerpo, también se ocupe de sostener el ánimo y la mente de las personas afectadas.
Según Listín Diario, la importancia de este acompañamiento ha sido subrayada recientemente. De igual modo, Doris Pantaleón resaltó la labor de profesionales de la salud mental, quienes señalan que el verdadero desafío comienza en el instante en que el susto inmediato disminuye y aflora el estrés postraumático. Con ese fin, los expertos recomiendan poner en marcha planes de intervención en crisis que abarquen tanto a las víctimas directas como a sus familiares y allegados.
El abordaje de este tipo de emergencias no es una iniciativa aislada, sino que se sugiere siguiendo los lineamientos de organizaciones mundiales. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que, tras una experiencia violenta o traumática, el apoyo social y comunitario reduce los riesgos de padecer problemas mentales a largo plazo (OMS, 2021). A escala local, instituciones gubernamentales y fundaciones independientes pueden cooperar para estructurar un sistema ágil de atención, facilitando recursos como líneas de emergencia psicológica, capacitaciones a voluntarios y redes de consejería grupal.
Quienes han perdido a un ser querido o han sufrido el impacto directo del incidente precisan un acompañamiento cercano y empático. El Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI) coincide en que las intervenciones tempranas, sustentadas en la cercanía barrial y el respaldo de la familia, sirven para amortiguar el golpe emocional. Además, recomiendan incorporar la asesoría de líderes comunitarios o guías espirituales como parte esencial en la fase de recuperación.
Las autoridades locales, junto con el sector salud, tienen ante sí el reto de actuar con prontitud y de forma coordinada. Tanto la asistencia psiquiátrica como la psicológica no son lujos, sino herramientas vitales para aliviar la carga emocional que crece luego del primer impacto. Es crucial tender puentes entre la población y los profesionales para evitar que el miedo o la incertidumbre impidan buscar ayuda.
El auténtico alivio llega cuando el corazón se siente respaldado por manos solidarias. Tomar en serio la salud mental no solo contribuye a la paz interior de los afectados, sino que también fortalece los lazos de solidaridad que, en momentos de crisis, definen el temple de una nación.