Las remesas familiares enviadas al país marcaron un hito histórico en marzo de 2025: ingresaron US$1,110.3 millones—un salto interanual de 20 % y un repunte de 21.2 % frente a febrero. Esta inyección llevó el total del primer trimestre a US$2,962.8 millones, 12.4 % por encima del mismo lapso de 2024
Según el diario Hoy, el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) detalla que el grueso de esos dólares—el 83.9 %—llegó desde Estados Unidos, unos US$867 millones. España sigue en la lista (6.3 %), mientras Italia, Haití y Suiza aportan poco más del 1 % cada uno.
Este dinamismo no ocurre en un vacío. El sólido mercado laboral estadounidense, donde la tasa de desempleo se mantiene cerca de mínimos de 50 años, sostiene los envíos de la diáspora dominicana. A escala global, el Banco Mundial proyecta que los flujos de remesas a países de ingresos medios crecerán 5.8 % en 2024 tras la desaceleración de 2023, tendencia que también favorece al Caribe.
Al desglosar por destino interno, el Distrito Nacional captó el 43.3 % de las remesas de marzo, escoltado por Santiago (11.7 %) y la provincia Santo Domingo (7.6 %). En otras palabras, casi dos terceras partes de los giros se concentran en la zona metropolitana, evidencia de cómo la migración interna y externa se retroalimentan.
El influjo de divisas juega a favor del tipo de cambio: al 14 de abril la tasa promedio ponderada de venta cerró en RD$60.92, con una apreciación acumulada de 0.7 % del peso frente al dólar en lo que va de año. Para ponerlo en perspectiva, en 2023 las remesas totalizaron US$10,157 millones—casi el 9 % del PIB—y todo indica que 2025 podría superar esa vara si la tendencia se mantiene.
Este buen momento también plantea retos. El propio Banco Mundial advierte que un freno en la economía de los países receptores de migrantes o la volatilidad petrolera podría enfriar los envíos. A nivel local, depender en exceso de las remesas hace más vulnerable al ingreso familiar cuando ocurren choques externos, de ahí la importancia de continuar diversificando la matriz productiva—turismo, zonas francas y tecnología financiera están mostrando músculo y pueden absorber parte de esa presión.
En síntesis, los giros de los dominicanos en el exterior celebran un nuevo récord y apuntalan la estabilidad cambiaria, pero el país no puede dormirse: capitalizar la bonanza para impulsar inversión productiva será clave para blindarse frente a las inevitables vueltas de la economía global.