República Dominicana impulsa inversiones chinas sin chocar con EEUU

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Con la mira puesta en diversificar el tejido productivo y sin perder de vista la estrecha sintonía con Washington el Gobierno dominicano ha empezado a cortejar capital chino para proyectos que no compitan con empresas locales ni con firmas estadounidenses. Así lo explicó el embajador José Julio Gómez durante una entrevista en la que detalló los sectores abiertos a socios asiáticos redes ferroviarias, insumos eléctricos, manufactura textil y zonas francas orientadas a crear empleo en casa.

Según Listín Diario, el diplomático dejó claro que la instrucción de Palacio es atraer inversión “donde no haya presencia” de actores clave de EE. UU. o de la industria criolla, un equilibrio que busca cuidar tanto la “confianza” ganada en Washington como la necesidad de capital fresco que apuntale la productividad dominicana.

Déficit abultado y mercado por conquistar

La urgencia no es trivial. El intercambio bilateral superó los US $5 000 millones en 2024, pero casi todo el flujo va en un solo sentido: las exportaciones chinas ascendieron a US $2.08 millones en el primer semestre, mientras las ventas dominicanas apenas rozaron los US $77 millones, revela un análisis basado en datos de la ONE y la OEC World.

Para romper esa asimetría, el embajador negocia ampliar la cuota de puros hoy limitada a 70 000 unidades para apenas cinco marcas hasta un millón de cigarros al año. También empuja la entrada de más aguacate Hass, rubro cuyo embarque hacia China se aprobó tras un acuerdo fitosanitario y que ya figura entre los cultivos con mayor crecimiento en la región.

Una zona franca “made in China” cerca de la capital

Entre los proyectos sobre la mesa destaca la propuesta de un gigante asiático que plantea instalar un hub logístico a pocos kilómetros de Santo Domingo. La idea es importar mercancías desde China y distribuirlas localmente, abaratando costos de transporte para el comercio minorista dominicano. De concretarse, el esquema recuerda las zonas francas que prosperaron en los 90, pero ahora con la mirada puesta en cadenas de suministro más cortas y rápidas.

La delgada línea geopolítica

El malabarismo se da mientras el país forma parte de la Alianza para el Desarrollo en Democracia (ADD) junto a Costa Rica y Panamá un bloque impulsado por EE. UU. para reforzar democracias y cadenas de suministro regionales. Mantenerse como “socio confiable” de Washington implica no sólo transparencia y buenas prácticas, sino también cuidar que los acuerdos con Pekín no vulneren la seguridad ni las reglas de origen que exige el DR-CAFTA.

Oportunidades y tareas pendientes

China creció 5 % en 2024 y sigue buscando anclar capital en infraestructuras críticas de América Latina. Para República Dominicana, atraer parte de ese flujo puede traducirse en empleos, transferencia tecnológica y mejor conectividad ferroviaria. Sin embargo, el país necesitará agilizar permisos, fortalecer la seguridad jurídica y resolver cuellos de botella logísticos para que las promesas no se queden en el aire.

Mientras tanto, Washington continúa siendo el mercado indiscutible el superávit comercial de EE. UU. con la isla rondó los US $5.6 millones en 2024, con un flujo total de bienes de más de US $20 000 millones. Ese peso obliga a calibrar cada paso. La diplomacia dominicana, al menos en el discurso, está decidida a bailar con los dos gigantes sin pisar a ninguno.

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