El Gobierno de Javier Milei oficializó por decreto la nueva escala del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) para los próximos cinco meses 302 600 pesos en abril, 308 200 en mayo, 313 400 en junio, 317 800 en julio y 322 000 pesos en agosto. El incremento total, de apenas 8,47 % entre marzo y agosto, llega en un momento en que la suba de precios no afloja y el bolsillo de los trabajadores sigue bajo presión.
Según EFE, la decisión llegó tras el fracaso de la mesa de negociación del 29 de abril, donde los sindicatos reclamaron un ajuste de 117 % y las cámaras empresariales defendieron subas de menos de 2 % para el primer mes. Al final, el Ejecutivo convalidó la postura patronal, dejando el salario mínimo todavía por debajo de la canasta alimentaria que marca el umbral de indigencia.
Una inflación que corre más rápido
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la inflación de marzo fue de 3,7 % y acumuló 8,6 % en el primer trimestre. Para abril, consultoras privadas proyectan un avance adicional de alrededor de 3 %, con expectativas anuales que ya rozan el 31 %. Con estos números, el ajuste decretado se vuelve insuficiente incluso antes de comenzar a aplicarse.
Esa brecha no es nueva. Desde la asunción de Milei, el SMVM ha perdido poder de compra de manera sostenida a fines de 2024 cubría apenas el 60 % de la canasta básica total; hoy no llega ni al 55 %. Y si la tendencia inflacionaria se mantiene, el salario de agosto podría valer en términos reales lo mismo que el de enero, neutralizando cualquier “mejora nominal”.
Un espejo para la región
El rezago argentino contrasta con algunos vecinos. En Brasil, el gobierno de Lula da Silva actualizó el salario mínimo a 1 502 reales (unos 305 dólares) con una cláusula de indexación por inflación y crecimiento del PIB. Chile, por su parte, pactó en abril un alza escalonada que llevará el mínimo a 500 000 pesos chilenos (unos 520 dólares) en julio, e incluye revisiones semestrales automáticas. En Argentina, aun con la apreciación temporal del peso, el SMVM de 322 000 pesos equivale hoy a unos 285 dólares y se erosiona cada semana.
Qué viene ahora
Economistas afines al Gobierno argumentan que un salario mínimo “alto” distorsiona el mercado laboral y desalienta la formalidad. Sin embargo, la evidencia empírica muestra lo contrario: con un piso demasiado bajo, los trabajadores formales quedan por debajo de la línea de pobreza y se exacerba la desigualdad. Organizaciones sindicales ya adelantaron que judicializarán el decreto por considerar que viola el artículo 14 bis de la Constitución, que garantiza “igual remuneración por igual tarea” y un ingreso “digno”.
En paralelo, las provincias con paritarias atadas al SMVM docentes, programas sociales y planes de formación tendrán que renegociar para no licuar sus convenios. El impacto también se sentirá en jubilaciones mínimas y asignaciones, cuyo cálculo incluye el valor del salario mínimo como referencia.
Opciones sobre la mesa
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Cláusula gatillo trimestral
Varios especialistas proponen indexar el SMVM cada tres meses según el IPC nacional, como mecanismo transitorio hasta que la inflación baje de un dígito. -
Revisión automática por canasta básica
Otra alternativa es vincular el salario mínimo a la canasta básica total que publica el INDEC, garantizando que ningún trabajador formal quede por debajo de la línea de pobreza. -
Negociación sectorial real
Los gremios piden retomar la mesa tripartita y discutir aumentos diferenciales por actividad, algo que las pymes ven con buenos ojos siempre que haya incentivos fiscales para compensar el costo laboral.
Lectura final
La decisión de fijar el salario mínimo por decreto refleja la tensión entre el programa de ajuste de Milei y la realidad de los hogares. Con pronósticos de inflación que superan por más de cuatro veces la suba decretada, el nuevo SMVM nace, en la práctica, desactualizado. A menos que el Gobierno reabra la negociación o ancle los precios de forma efectiva, el poder adquisitivo seguirá escurriéndose, y el salario mínimo se confirmará una vez más como un techo de miseria en lugar de un piso de dignidad para los trabajadores argentinos.