En una jugada sin precedentes, el secretario de Salud de EE. UU. destituyó a los 17 miembros del Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP), acusándolos de “conflictos de interés” y de actuar como “sello de goma” de la industria. Lo anunció en un artículo del Wall Street Journal y en un comunicado oficial.
La reacción fue inmediata: Paul Offit dijo que “se sacrifican 64 años de rigor científico”, y Michael Osterholm advirtió que los médicos dejarán de seguir el calendario del CDC si la ciencia se politiza. Incluso senadores republicanos que votaron por Kennedy calificaron la medida de “excesiva”.
La purga llega cuando el ACIP debía decidir sobre Enflonsia y revisar las pautas de vacuna COVID-25. Kennedy no anunció reemplazos, pero HHS confirmó que la reunión de finales de junio “sigue en pie”, lo que hace temer un comité improvisado y sesgado.
Expertos ven riesgo de que otros países cuestionen decisiones del CDC, justo cuando EE. UU. vive rebrotes de sarampión y bajan las coberturas de polio. El American Medical Association habla de “golpe a la confianza pública” y advierte que la medida podría disparar litigios y caos regulatorio.








