Rusia propone alto el fuego de 30 días a Ucrania en Estambul

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Un memorándum recién entregado por Moscú a la delegación ucraniana en Estambul plantea un cese de hostilidades de 30 días condicionado al retiro total de las tropas de Kiev de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, las cuatro regiones que el Kremlin reivindica como propias. El documento que también exige la neutralidad militar de Ucrania y la suspensión inmediata del apoyo bélico occidental se convierte en la oferta más concreta de alto el fuego desde que las partes retomaron negociaciones directas este año.

Según France 24, el texto fija la retirada como requisito previo para cualquier pausa en los combates y liga la paz a que la comunidad internacional reconozca la anexión de esos territorios por parte de Rusia. Además, Moscú solicita el levantamiento gradual de las sanciones económicas que hoy lastran su acceso a financiación y tecnología.

El borrador también impone la neutralidad obligatoria de Ucrania sin ingreso a la OTAN ni despliegue de armamento extranjero y limita el tamaño de sus fuerzas armadas, demandas que reflejan el objetivo del Kremlin de crear un “colchón” de seguridad frente a la Alianza Atlántica. Una filtración analizada por The Moscow Times subraya que Rusia condiciona incluso la firma de un tratado final al cese total del suministro de armas occidentales a Kiev.

Del lado ucraniano, la reacción fue inmediata Kiev considera “inaceptable” cualquier retirada que ponga en entredicho su integridad territorial y pide en cambio un alto el fuego sin condiciones como paso previo a discutir fronteras. Funcionarios consultados por The Guardian recordaron que el presidente Zelenski solo está dispuesto a negociar líneas de separación si primero se garantizan intercambios humanitarios y la devolución de menores deportados.

La distancia quedó patente cuando el jefe negociador ruso, Vladímir Medinski, ofreció un cese limitado de dos a tres días para recoger cadáveres en la línea del frente, propuesta que Ucrania rechazó de plano por considerarla “un gesto cosmético”. Al Jazeera confirma que Moscú desechó la idea de una tregua incondicional de 30 días defendida por Kiev, alegando que “consolidaría posiciones ucranianas” en territorios bajo disputa.

Más allá del fuego cruzado, las delegaciones sí pactaron un canje de prisioneros graves y la repatriación de 6 000 soldados caídos, un alivio humanitario que evita el naufragio total del diálogo. Turquía aprovecha la ventana y presiona para celebrar una cumbre a cuatro bandas –Putin, Zelenski, Erdogan y Donald Trump, aunque el Kremlin ha mostrado poco entusiasmo por la idea, detalla otro cable de France 24.

Para los observadores, el memorándum ruso persigue dos metas: trasladar la carga de romper la negociación a Ucrania y legitimar sus anexiones ante posibles interlocutores neutrales. El gobierno de Zelenski, respaldado por la UE y EE. UU., redobla su estrategia de “sanciones a cambio de presión”, confiando en que un mayor cerco financiero obligue a Moscú a flexibilizar sus términos.

Así las cosas, Estambul vuelve a ser escenario de una diplomacia en cámara lenta donde cada parte mide milimétricamente sus concesiones. De aquí al próximo encuentro tentativamente del 20 al 30 de junio la clave será si Moscú suaviza su exigencia territorial o si Kiev acepta negociar algún tipo de zona desmilitarizada que no comprometa su soberanía. Por ahora, el reloj del alto el fuego sigue corriendo sin un acuerdo sobre la mesa.

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