Los ejecutivos de HBO siguen moviendo el tablero para su ambiciosa adaptación televisiva de Harry Potter, y este lunes soltaron una bomba que puso a los fanáticos a hablar ya están confirmados los actores que encarnarán a la familia Malfoy y a los temidos tíos Dursley, dos pilares de la trama original.
Según detalló la agencia EFE, el joven Lox Pratt se meterá en la piel de Draco Malfoy relevo de Tom Felton, quien, por cierto, regresará a los escenarios con Harry Potter and the Cursed Child en Broadway, mientras que el veterano Johnny Flynn asumirá el rol de Lucius, su padre, inmortalizado en el cine por Jason Isaacs.
La lista sigue larga Bel Powley y Daniel Rigby darán vida a Petunia y Vernon Dursley, los “adorables” parientes que convierten la infancia de Harry en un vía crucis; Katherine Parkinson será Molly Weasley, y el dos veces ganador del Olivier Bertie Carvel se transformará en Cornelius Fudge. Además, Leo Earley tomará el uniforme de Seamus Finnigan, Alessia Leoni será Parvati Patil y Sienna Moosah lucirá las trenzas de Lavender Brown.
Estas nuevas caras se suman al trío protagónico anunciado la semana pasada Dominic McLaughlin (Harry), Arabella Stanton (Hermione) y Alastair Stout (Ron) y al primer bloque revelado en abril, con John Lithgow como Albus Dumbledore, Paapa Essiedu como Severus Snape, Janet McTeer como la profesora McGonagall y Nick Frost en el papel del entrañable Hagrid. Completa el cuadro Luke Thallon como el profesor Quirrell y el cinco veces BAFTA Paul Whitehouse como Argus Filch.
La filmación arranca este verano y, si todo marcha según el plan de Warner Bros. Discovery, cada temporada cubrirá un libro distinto, extendiendo la producción por una década. El movimiento no solo busca reenganchar a la legión potterhead, sino también posicionar a Max la plataforma resultante de la fusión HBO Max–Discovery+ en la guerra de los streaming. Apostar por un clásico multimillonario luce lógico los siete libros han vendido más de 600 millones de copias y la franquicia cinematográfica recaudó US$ 6.822 millones, números que cualquier estudio envidiaría.
Ahora bien, el proyecto carga con su propio hechizo de doble filo. Por un lado, cuenta con J.K. Rowling como productora ejecutiva, garantía de fidelidad al material pero también foco de polémicas recientes por sus declaraciones públicas. Por otro, la serie deberá justificar su existencia frente a una saga fílmica aún fresca en la memoria colectiva y hacerlo con un elenco prácticamente desconocido para el gran público. ¿La ventaja? Disponer de formato episódico le permitirá profundizar subtramas y personajes que la gran pantalla comprimió o pasó por alto.
En el fondo, HBO apuesta a que una nueva generación descubra Hogwarts episodio a episodio, mientras los veteranos reviven la magia con más detalles, más horas y, claro, mejores efectos que los de principios de los 2000. Si el hechizo funciona, tendremos quidditch, sortilegios y drama familiar para rato; si no prepárense para un expecto patronum de memes en las redes. Por lo pronto, toca esperar a que caiga la primera claqueta en verano y comprobar si esta versión televisiva logra convertir la nostalgia en oro, o si se queda atrapada en la Cámara de los Secretos de las grandes expectativas.