La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, encendió las alertas diplomáticas este viernes al confirmar que su gobierno inició una demanda contra Google por haber cambiado en sus plataformas el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”, una designación impulsada por la anterior administración de Donald Trump para los usuarios dentro de Estados Unidos.
Según la agencia EFE, el equipo jurídico mexicano argumenta que la gigante tecnológica aplicó el nuevo rótulo de manera “indiscriminada”, extendiéndolo a áreas marítimas que también pertenecen a México y Cuba, más allá de la plataforma continental estadounidense, violando así la práctica internacional de nomenclatura y los límites de la proclamación firmada por Trump en 2023.
Sheinbaum, con un tono más firme que politiquero, recordó que “esto no es un relajo de mapas”, sino un asunto de soberanía “Si EE. UU. quiere ponerle Golfo de América a su porción, que lo haga, pero que no nos meta en ese saco”, dijo en Palacio Nacional, subrayando que ningún país puede bautizar un cuerpo de agua completo sin consenso multilateral ni aval de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS).
La querella mexicana llega dos meses después de que la propia mandataria enviara a Google una advertencia formal exigiendo revertir el cambio; la empresa respondió que seguía “lineamientos locales” tras la orden ejecutiva norteamericana y un voto simbólico del Congreso estadounidense. Esa justificación no convenció a la Cancillería “El Golfo es internacional y Google lo sabe”, espetó la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena.
No es la primera vez que Google tropieza con la geopolítica. Su propia política interna establece mostrar nombres dobles cuando existe disputa entre Estados ribereños por ejemplo, “Mar de Japón / Mar del Este” entre Tokio y Seúl, aunque la compañía reconoce que aplica esos criterios caso por caso. México alega que, de acuerdo con esos mismos lineamientos, la etiqueta “Golfo de América” debió figurar a lo sumo como término secundario y nunca reemplazar al reconocido “Golfo de México” en capas públicas o comerciales.
Expertos consultados por este diario señalan que la demanda podría apoyarse también en principios de buena fe cartográfica esbozados por la Organización Hidrográfica Internacional. Además, si Google ignora el reclamo, la Cancillería no descarta solicitar medidas cautelares en cortes europeas donde la tecnológica posee sedes fiscales.
Mientras tanto, activistas mexicanos y caribeños ya organizan una campaña digital para presionar a la empresa con etiquetas como #EsGolfoDeMéxico. Del lado estadounidense, legisladores conservadores festejan el rebautizo como “gesto patriótico”, aunque analistas ven poca probabilidad de que la ONU acepte la nueva nomenclatura sin un acuerdo regional.
En la práctica, el pleito podría obligar a Google a desplegar nuevamente ambos nombres o restaurar el original fuera de la plataforma continental de EE. UU. La pelota, por ahora, está del lado de Mountain View; pero en México y en gran parte del Caribe ya se siente que este es un partido que se jugará a mar abierto y con reglas de derecho internacional, no de marketing digital.