Cristian Alexander García salió de su casa en Cristo Rey, zona sur de Santiago, con la cabeza llena de cuentas y el bolsillo vacío. Horas más tarde lo hallaron sin vida en un solar baldío, víctima de un veneno que él mismo se administró, según confirmaron las autoridades forenses. Tenía apenas 40 años.
Tal como reseñó Inocencio Encarnación en De Último Minuto, junto al cuerpo apareció una carta donde el propio García pedía perdón a sus familiares por “la mala decisión” que acababa de tomar. Los parientes contaron que arrastraba una adicción a las apuestas: el dinero que conseguía lo jugaba en bancas esperando ese golpe de suerte que nunca llegó.
Ese ciclo deuda tras deuda, vacío tras vacío terminó por hundirlo en la depresión. El padre de dos niños, dicen los vecinos, llevaba semanas durmiendo poco y hablando menos. La gota final fue la fecha límite para saldar un préstamo informal que no podía cubrir.
El drama de Cristian no es aislado. Solo en 2023 el país registró 669 suicidios, una tasa de 6.8 por cada 100 000 habitantes, la más alta desde 2019, de acuerdo con datos del Centro de Análisis de Datos de la Seguridad Ciudadana citados por El ministro de Salud ha repetido que más del 90 % de esos casos son prevenibles, pero la combinación de estrés financiero y falta de atención mental sigue cobrando factura.
A esto se suma la ludopatía. El Consejo Nacional de Drogas advierte que la adicción al juego es un trastorno de impulso que prospera donde hay pobreza y expectativas de “salir de abajo” de un día para otro. En barrios como Cristo Rey abundan las bancas: cada esquina ofrece el espejismo de un premio que solucione todo, y termina vaciando más los bolsillos.
Frente a este panorama, sicólogos coinciden en dos urgencias: regular la publicidad de apuestas y fortalecer la red comunitaria de salud mental. Mientras tanto, si tú o alguien cercano necesita ayuda, el Teléfono de la Esperanza atiende gratis y 24/7 en el 809-544-4223, y la línea internacional 988 ofrece apoyo inmediato Telefono de la Esperanza. Porque, como decía la nota que dejó Cristian, a veces el peso no es la deuda… es sentir que no hay a quién contársela.
