Tamboril, Santiago. Con el corte de cinta y el olor a hormigón recién fraguado aún en el aire, el Fideicomiso Público-Privado DO Sostenible puso en marcha la primera estación de transferencia de residuos sólidos del municipio, clausurando de paso el viejo vertedero que por años fue un dolor de cabeza ambiental y sanitario para toda la zona norte de Santiago.
La obra levantada con una inversión conjunta de RD$60 millones, de los cuales RD$17 millones se destinaron a la infraestructura de la estación y RD$43 millones al cierre técnico del antiguo botadero está diseñada para recibir y despachar más de 80 toneladas diarias de desechos urbanos provenientes de Tamboril y de comunidades vecinas como Canca Arriba, Canca Abajo, Las Palomas, Pedro García y Licey al Medio.
Cambio de paradigma en la gestión de residuos
Según el informe “Panorama de Residuos Sólidos 2024” del Ministerio de Medio Ambiente, la República Dominicana genera unas 14 000 toneladas de basura cada día, y cerca del 50 % termina en vertederos a cielo abierto. La nueva estación tamborileña da un paso firme para alejarse de esa estadística: su plataforma de descarga en hormigón armado, la caseta de control y las vías de maniobra para camiones reducen los tiempos de operación y, con ello, las emisiones de CO₂ derivadas del transporte.
Príamo Ramírez, director ejecutivo de DO Sostenible, lo resumió con una frase que resonó entre los vecinos presentes “Esta estación no es solo una obra de ingeniería; es la prueba de que sector público, comunidades y empresas pueden remar juntos hacia un país más limpio”. El cierre definitivo del vertedero sellado con capas de material impermeable y un sistema de ventilación de biogás elimina focos de incendio espontáneo y filtraciones de lixiviados al río Licey, un problema que la Dirección Provincial de Salud llevaba años denunciando.
Beneficios económicos y sociales
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Ahorro logístico: los ayuntamientos de la zona calculan una reducción cercana al 30 % en costos de combustible y mantenimiento de la flotilla de camiones gracias a los despachos directos hacia el relleno sanitario de Rafey, en La Vega.
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Empleos verdes: la estación dará empleo fijo a 25 operarios y técnicos ambientales formados por el INFOTEP, fomentando mano de obra local especializada.
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Salud pública: un estudio de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) proyecta un descenso del 40 % en enfermedades respiratorias relacionadas con la quema de basura en menos de dos años.
Replicabilidad y próximos pasos
El proyecto se alinea con la Estrategia Nacional de Residuos 2021-2036, que contempla transformar al menos 50 vertederos informales en estaciones de transferencia o parques de reciclaje. Ya se evalúan terrenos en Navarrete y Mao para instalaciones similares, mientras que el fideicomiso negocia alianzas con cementeras del Cibao para coprocesar parte de los residuos no reciclables, tal como recomienda el Banco Interamericano de Desarrollo en su guía 2023 sobre economía circular.
Una señal clara al resto del país
En palabras del geógrafo ambientalista Andrés Lora, “la clave del éxito no es la infraestructura per se, sino la gobernanza contratos de largo plazo con cláusulas de desempeño, supervisión ciudadana y educación continua en origen”. El reto, advierte, será mantener los estándares de operación cuando la novedad se apague y los presupuestos municipales se aprieten.
Por ahora, Tamboril estrena un modelo que demuestra que el cierre de vertederos a cielo abierto no es una quimera, sino una ruta viable hacia ciudades más limpias, seguras y competitivas. Habrá que vigilar de cerca la curva de aprendizaje, pero el primer paso el más difícil ya está dado.