El presidente Donald Trump volvió a sacudir la escena cultural de Washington este viernes al despedir a Kim Sajet, la directora de la National Portrait Gallery, una de las joyas del Instituto Smithsonian. El anuncio lo hizo en su red social Truth Social, donde la acusó de ser “altamente partidista” y de promover iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI), algo que, según él, “no corresponde” a la misión del museo.
De acuerdo con la agencia EFE, Trump aseguró que el reemplazo de Sajet será nombrado “en breve”, sin detallar ni procedimiento ni candidato. La destitución se suma a una racha de cambios en instituciones culturales que el mandatario considera permeadas por “ideologías antiestadounidenses”.
Sajet nacida en Nigeria, criada en Australia y primera mujer en dirigir la galería desde 2013 ganó notoriedad al encargar los emblemáticos retratos de Barack y Michelle Obama y al abrir espacios a artistas de comunidades históricamente subrepresentadas. Entre 2013 y 2024, la afluencia de visitantes subió casi 40 %, impulsada por exposiciones que cruzaban arte e identidad.
La salida de Sajet llega apenas dos meses después de que Trump firmara una orden ejecutiva para “restaurar la verdad y la cordura en la historia estadounidense”, instruyendo al Smithsonian a eliminar programas que, según la Casa Blanca, difunden una visión “inherentemente racista o antipatriótica”. Analistas legales advierten que la medida rebasa la autonomía que el Congreso otorgó a la institución en 1846.
El golpe a la Portrait Gallery encaja en un patrón más amplio desde febrero, Trump desmanteló la junta del Centro Kennedy, destituyó al patronato del Museo del Holocausto y removió a la bibliotecaria del Congreso Carla Hayden. Estos movimientos, coordinados por un comité que encabeza el vicepresidente J.D. Vance, buscan en palabras del propio presidente“una nueva edad dorada en las artes”, aunque críticos lo ven como una purga ideológica.
Curadores e historiadores temen que la presión política merme la credibilidad académica de los museos federales. La Asociación de Museos Estadounidenses advirtió que la injerencia podría ahuyentar donantes privados y comprometer préstamos internacionales de obras maestras, mientras la Asociación de Historiadores Estadounidenses cuestiona la legalidad de destituir directores sin causa justificada.
El Smithsonian no ha revelado quién asumirá el timón de la Portrait Gallery, ni si el puesto se cubrirá mediante concurso como dicta la práctica usual. Mientras tanto, parte del equipo de Sajet, que supervisa casi 26 000 retratos, continúa preparando la próxima exposición sobre innovación latina en EE.UU., sin certezas sobre su futuro inmediato.
De momento, el despido de Kim Sajet se convierte en otro capítulo de la cruzada cultural de la Casa Blanca, dejando en el aire la pregunta de cuánta independencia podrán mantener los museos nacionales frente a una administración empeñada en reescribir el relato artístico del país.