Donald Trump volvió a prender el debate energético al lanzar, vía Truth Social, un mensaje directo “¡Todos mantengan bajos los precios del petróleo! Los estoy vigilando”. Acto seguido le dio la orden al Departamento de Energía de “perforar, chicos, perforar ¡y ahora mismo!”, en un claro guiño a las petroleras domésticas y a los traders que mueven el mercado.
El regaño presidencial llegó el mismo día en que el West Texas Intermediate (WTI) tocó un máximo intradía de 78,40 dólares antes de retroceder; un vaivén atribuido a la tensión en Oriente Medio tras los bombardeos contra instalaciones nucleares iraníes y al nerviosismo de los especuladores. Aunque el crudo cerró la sesión cerca de los 74,7 dólares, la volatilidad sigue al rojo vivo, sobre todo en el estrecho de Ormuz, por donde sale casi un quinto del petróleo mundial.
Con ese telón de fondo, la Administración estadounidense presume de músculo la EIA proyecta una producción récord de 13,4 millones de barriles diarios para 2025, cifra que, de cumplirse, consolidaría a EE.UU. como el mayor productor global. En mayo, el bombeo ya bordeaba los 13,3 millones, según los últimos datos mensuales. Para Trump, más barriles domésticos significan precios más bajos en la gasolinera y, de paso, una carta de presión frente a la OPEP+.
Precisamente, el cartel y sus aliados se reunieron el 31 de mayo y ratificaron sus recortes voluntarios para “mantener la estabilidad del mercado”, un eufemismo que muchos analistas leen como intento de sostener precios por encima de los 80 dólares. De ahí la ansiedad del exmandatario si los recortes persisten, el impulso bajista que él reclama podría quedarse corto.
La Agencia Internacional de Energía añade otra pieza al tablero los inventarios globales subieron por tercer mes consecutivo, lo que sugiere un colchón de oferta si la demanda se enfría. Sin embargo, la lección es clara basta un sobresalto geopolítico (o un tuit presidencial) para disparar la prima de riesgo.
¿Qué significa esto para el bolsillo?
En lo inmediato, la gasolina en EE.UU. podría moverse unos centavos arriba o abajo según cómo reaccionen los mercados a la orden de “perforar más”. A mediano plazo, un bombeo récord ayudaría a contener la factura energética de importadores como la República Dominicana. Pero si las tensiones con Irán se agravan, ni la perforación masiva ni los abundantes inventarios garantizarán precios estables.
Al final, Trump apuesta a que un chorro adicional de crudo tumbe la especulación. El mercado, sin embargo, le recuerda que el petróleo igual que la política no siempre obedece órdenes.