Trump propone reducir del 145 % al 80 % los aranceles a China

-

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió otra vez al mercado al adelantar este viernes, vía Truth Social, que un arancel del 80 % sobre las importaciones chinas le “parece apropiado”, muy por debajo del gravamen récord de 145 % que él mismo impuso en enero. Con ese mensaje, el mandatario abrió la puerta a un giro que podría aflojar al menos un poco la tensión comercial que ha enfriado los puertos y presiona los precios al consumidor.

Trump delegó la tarea de negociar en su secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien se reunirá este sábado en Suiza con el vice primer ministro chino He Lifeng. El cara a cara será el primero de alto nivel desde marzo, cuando el senador republicano Steve Daines viajó a Pekín para tantear el terreno. Washington llega con el discurso de que la relación actual “no se sostiene” y de que el recargo del 145 % fue la respuesta a prácticas “desleales” y a la represalia china del 125 %.

¿Por qué importa pasar del 145 % al 80 %?

Aunque un 80 % sigue siendo un muro arancelario descomunal antes del choque de abril el tipo efectivo rondaba el 34 % la rebaja aliviaría a importadores que hoy pagan hasta dos dólares extra por cada uno que cuesta un producto chino. Analistas del Peterson Institute señalan que, si el recorte se concreta, el sobrecosto promedio en anaquel caería de 15 % a 7 % en menos de tres meses. Eso no bajará la inflación de un plumazo, pero sí evitaría que se dispare más el precio de bienes esenciales como electrodomésticos, herramientas y piezas de vehículos.

En los puertos de Los Ángeles y Long Beach ya se siente la presión esta semana llegó el primer convoy con 12 000 contenedores chinos desde el anuncio de enero, y grandes minoristas advirtieron que podrían congelar pedidos si el 145 % se mantiene. Una reducción a 80 % no devolverá las cosas a la normalidad, pero daría oxígeno para cumplir contratos y evitar estanterías vacías este verano.

Señales mixtas antes de la cita en Suiza

El mero rumor de un posible acuerdo impulsó el petróleo WTI más de 1 % y calmó a los futuros de Wall Street, aunque nadie espera milagros: para Pekín, el punto de partida es que Washington levante “todas las tarifas punitivas” antes de hablar de acceso al mercado. Fuentes en el Ministerio de Comercio chino aseguran que He Lifeng llevará una lista de exigencias, entre ellas garantías de que no habrá más subidas repentinas ni sanciones tecnológicas adicionales.

Del lado estadounidense, Bessent viaja con el aval y la presión de la Casa Blanca en abril, el Tesoro recaudó 13 000 millones de dólares extra gracias al 145 %, dinero que Trump usa como carta de negociación. Sin embargo, dentro del propio gabinete hay fricción el ala productiva, encabezada por la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, ve la rebaja como necesaria para proteger cadenas de valor; el ala “halcón” del consejero Peter Navarro teme que un 80 % sea “señal de debilidad”.

El juego político detrás del arancel

Con las elecciones de mitad de mandato a la vuelta de la esquina, Trump busca mostrarse “duro pero pragmático”. Un gesto hacia los empresarios podría ganar apoyo en estados industriales que ya sufren cancelaciones de turnos y despidos temporales en manufactura ligera. Al mismo tiempo, la Casa Blanca confía en vender el 80 % como una tarifa todavía lo bastante alta para presionar a China a abrir su mercado a servicios financieros y agroindustria un viejo reclamo del Partido Republicano.

China, por su parte, lee la jugada con cautela. Pekín sabe que cualquier concesión demasiado visible puede costarle capital político interno. De ahí la estrategia de negociar en territorio neutral Ginebra y no en Washington o Pekín, donde las cámaras sumarían presión para que nadie ceda primero.

Lo que sigue

  1. Reunión en Suiza (10 de mayo).
    Si hay humo blanco, se anunciaría un marco de trabajo técnico para detallar cómo y cuándo pasaría el arancel al 80 %. En caso contrario, volveremos al congelamiento y, quizás, a más represalias.

  2. Veredicto de los mercados.
    Grandes retailers y fabricantes evaluarán si reanudan pedidos a China o aceleran la relocalización en México y el Sudeste Asiático.

  3. Presión del Congreso.
    Tanto demócratas como republicanos prevén audiencias para fiscalizar el impacto de la guerra comercial en empleo e inflación. Un acuerdo parcial no les quitará el ojo de encima.

En resumen, el anuncio de Trump es apenas el primer asomo de distensión tras meses de pulseo arancelario. Haber pasado de “castigo total” a la posibilidad de un 80 % sugiere que ambas potencias miden el costo político y económico de mantener la temperatura al máximo. Lo que se firme o no este fin de semana será clave para saber si 2025 termina en tregua o en un nuevo capítulo de la guerra comercial más larga del siglo.

Lo Más Reciente

MÁS NOTICIAS