La Casa Blanca se prepara para un encuentro que podría redefinir el pulso diplomático en Oriente Medio. El presidente Donald Trump recibirá el próximo lunes al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, con la mira puesta en detener la violencia en Gaza y propiciar la liberación de rehenes, según confirmó un alto funcionario estadounidense que pidió reserva.
Según Infobae, la reunión llega después de que el ministro israelí de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, sostuviera conversaciones en Washington sobre Gaza, Irán y otros focos de tensión regional. La prioridad, insisten fuentes de la administración, es amarrar un alto el fuego “en cuestión de días”, meta que Trump hizo pública el pasado viernes al asegurar que “dentro de la próxima semana” podría lograrse un acuerdo.
Aunque la promesa luce ambiciosa, el contexto la empuja. Las cifras de la ONU reportan más de 35 000 víctimas entre muertos y heridos desde el reinicio de las hostilidades en octubre pasado, y organismos humanitarios advierten que la crisis alimentaria en la Franja podría volverse “irreversible” si no se garantiza un corredor seguro de ayuda. Washington, presionado por la opinión pública y por aliados europeos, ve en la visita de Netanyahu una ventana para arrancar concesiones concretas sobre el terreno.
En Israel, el viaje también carga simbolismo político. Netanyahu enfrenta cuestionamientos internos por la prolongación de la guerra y la falta de un plan claro para el “día después” en Gaza. Si consigue arrancar de Trump un respaldo firme como ocurrió con los Acuerdos de Abraham en 2020 reforzará su narrativa de que EE. UU. sigue siendo el socio imprescindible de Jerusalén. Sin embargo, analistas en Tel Aviv advierten que la paciencia de la Casa Blanca no es infinita la administración condiciona su apoyo militar a señales tangibles de desescalada.
Del lado estadounidense, la movida encaja en el tablero electoral de 2026. Con la popularidad de Trump oscilando, un logro diplomático en Oriente Medio podría fortalecer su imagen de negociador “duro pero efectivo” que cultiva desde sus primeros días en el Despacho Oval. No obstante, cualquier anuncio será escrutado por un Congreso dividido y por activistas que cuestionan el saldo humanitario de la ofensiva israelí.
La agenda del lunes, filtrada a medios israelíes, incluiría cinco puntos centrales: alto el fuego inmediato, intercambio de prisioneros, restricciones al ingreso de armas a Gaza, diseño de un mecanismo de reconstrucción y discusión de la amenaza iraní tras el reciente aumento de enriquecimiento de uranio en Natanz. Voceros en Washington no descartan que se aborden, además, los nuevos corredores marítimos propuestos por Egipto para el envío de ayuda.
En paralelo, grupos palestinos han dejado entrever a través de mediadores qataríes cierta disposición a una tregua de 45 días si Israel retira gradualmente tropas de zonas urbanas y amplía el número de camiones con alimentos y medicinas. Voces dentro del Departamento de Estado creen que esos parámetros son “negociables”, siempre que Hamas libere a los cautivos sin dilaciones.
Si la reunión rinde frutos, Trump y Netanyahu podrían anunciar un principio de acuerdo antes de abandonar la Casa Blanca y el Hotel Hay-Adams, respectivamente. De no ser así, la gira de Netanyahu podría verse como otra apuesta fallida en el laberinto gazatí. Por lo pronto, ambos líderes llegan al cónclave con necesidades políticas urgentes y con la presión internacional en alza un terreno fértil o minado para un pacto histórico.