Los dimes y diretes entre Washington y Sacramento volvieron a subir de tono este lunes cuando el presidente Donald Trump declaró ante la prensa que, si él fuera el “zar de la frontera” Tom Homan, “metería preso” al gobernador de California, Gavin Newsom, por su manejo de las manifestaciones contra las redadas del ICE en Los Ángeles.
Según la agencia EFE, la chispa se encendió luego de que Homan advirtiera el fin de semana que ningún funcionario local podía “obstruir la ley federal”, emplazando específicamente a Newsom y a la alcaldesa angelina Karen Bass.
El trasfondo inmediato es la decisión de Trump de desplegar unos 2 000 efectivos de la Guardia Nacional y marines en reserva bajo autoridad del Título 10, sin el visto bueno estatal, para reforzar a las fuerzas federales en la ciudad. Las protestas, que estallaron tras varias redadas migratorias, dejaron choques con la policía, incendios de vehículos autónomos y más de un centenar de arrestos.
Fuentes del gobierno californiano adelantaron que demandarán a la Casa Blanca por “extralimitarse” y violar la Décima Enmienda. El procurador estatal sostiene que el Título 10 no sustituye los requisitos del Acta de Insurrección ni justifica la ocupación prolongada de fuerzas federales.
Mientras tanto, Homan matizó el lunes que “no hay planes” para detener a nadie, aunque remató que lo haría “sin dudar” si detecta sabotaje a los operativos. Trump, preguntado al regresar a la Casa Blanca, devolvió el golpe: “Sería genial, Gavin disfruta el show, pero es tremendamente incompetente”.
Para los expertos, la amenaza luce más política que jurídica. “Arrestar a un gobernador por disentir sería terreno inexplorado y casi seguro inconstitucional”, afirmó la profesora Kate Shaw, de la Cardozo School of Law, citada por The Washington Post. Añadió que la Corte Suprema ha sido muy restrictiva con el uso federal del poder policial interno.
En lo práctico, la tensión agrava una ciudad que ya suma cuatro días de protestas y enfrenta toques de queda parciales. Medios como The Guardian apuntan que la Guardia Nacional patrulla barrios latinos donde el temor a nuevas detenciones masivas crece cada noche.
La jugada, sin embargo, puede rendir dividendos electorales a ambos bandos Trump refuerza su narrativa de “ley y orden” mientras Newsom emerge como muro de contención progresista a las puertas de las legislativas de 2026. El desafío será evitar que la pugna política siga alimentando la chispa en las calles angelinas, donde cada tarde el humo de neumáticos quemados recuerda que la frontera física o ideológica se desdibujó hace rato.