Tumba del papa Francisco recibe 20 000 visitantes en su primer día

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Desde las seis y pico de la mañana, la fila serpenteaba por la plaza y las calles adyacentes familias enteras, monjas con rosarios en mano y turistas curiosos aguardaban bajo el fresco de la madrugada romana para entrar a la basílica de Santa María la Mayor y asomarse, aunque fuera un segundo, a la lápida de piedra Liguria donde reposa el papa Francisco.

Según EFE, antes del mediodía ya habían pasado más de 13 000 personas y otras 7 000 seguían aguardando turno, una postal que demuestra cuánto caló el pontífice argentino el “papa de la gente”, como le llamaban muchos en la devoción popular.

El incesante desfile de fieles llegó apenas 24 horas después del funeral solemne celebrado en la plaza de San Pedro, ceremonia que congregó a líderes mundiales y creyentes de los cinco continentes. Tras la misa, el féretro recorrió la Roma monumental hasta la basílica, cumpliendo la voluntad de Francisco de descansar junto a la venerada imagen de la Salus Populi Romani, protectora de la ciudad eterna.​

Elegir Santa María la Mayor no fue un capricho. El templo uno de los cuatro basílicas papales guarda la famosa iconografía mariana que, según la tradición, acompañó a los romanos en epidemias y guerras desde el siglo VI. La devoción se refuerza cada 5 de agosto con la “Fiesta de la Nieve”, cuando pétalos blancos caen sobre la plaza para recordar el milagro que, cuentan, inspiró la construcción del santuario.​

La tumba, lisa y sin ornamentos salvo la inscripción FRANCISCUS, contrasta con sepulcros más elaborados de pontífices anteriores y subraya el estilo sobrio que marcó su pontificado. Esa sencillez conecta con su testamento espiritual: pedir oraciones por los más pobres y la paz mundial, un mensaje que ya resuena en las pancartas improvisadas de los peregrinos.

Especialistas en liturgia recuerdan que los ritos a la muerte de un papa siguen un protocolo milenario certificación del deceso, velatorio en San Pedro, funeral y entierro. Con Francisco hubo un detalle inédito el traslado fuera del Vaticano, una opción posible pero poco frecuente en la historia moderna.

Mientras Roma digiere el vacío que deja un pontífice que impulsó la apertura a colectivos marginados y la defensa del planeta, la basílica se perfila como el nuevo epicentro de la memoria franciscana. Las autoridades locales ya prevén refuerzos de transporte y seguridad para los próximos días, conscientes de que la afluencia podría dispararse cuando arriben delegaciones de América Latina en las semanas venideras.

Al caer la tarde, Andrea una joven enfermera peruana salía emocionada “Sentí que le devolvía un poquito de todo lo que él hizo por los que no tenemos voz”. Voces como la suya, multiplicadas por miles, dejan claro que la historia del papa Francisco sigue escribiéndose, ahora desde la quietud de su tumba, mientras la gente hace turno para decirle gracias.

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