Ucrania golpea aviación rusa éxito de la Operación Telaraña

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La madrugada del domingo quedará marcada como una de las maniobras más audaces de Kiev 117 drones ucranianos se colaron cientos de kilómetros en territorio ruso y dejaron fuera de combate a decenas de bombarderos estratégicos, según cifras oficiales. El presidente Volodímir Zelensky celebró la operación como un “resultado absolutamente brillante”, fruto de 18 meses de planificación silenciosa.

Según Infobae, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) bautizó la incursión como Operación Telaraña, una referencia a la compleja red logística que permitió infiltrar los drones entre hangares siberianos y bases del Ártico sin alertar a Moscú.

Una telaraña de madera y explosivos

Fuentes de inteligencia detallaron que los aparatos viajaron escondidos en techos falsos de cobertizos transportados por camión, un truco digno de espía clásico que burló los controles perimetrales de al menos cuatro aeródromos. El golpe destruyó o dañó 41 aeronaves incluidos los modelos A-50, Tu-95 y Tu-22M y, de paso, inutilizó el 34 % de los portadores rusos de misiles de crucero listos para atacar Ucrania.

El SBU valora los destrozos en más de 7.000 millones de dólares, una cifra que Moscú no ha rebatido abiertamente.El bombardeo más lejano se registró en Belaya (Irkutsk), a unos 4.300 km de la frontera, hito que confirma la creciente autonomía de los drones ucranianos.

Los incendios que Moscú no pudo ocultar

El Ministerio de Defensa ruso admitió daños en cinco instalaciones y la propagación de incendios provocados por drones FPV las mismas aeronaves baratas que Ucrania usa a diario en el frente.Videos que circulan en redes muestran columnas de humo sobre pista y bombarderos calcinados, imágenes que el Kremlin no logró censurar por completo.

Mientras la aviación rusa evaluaba sus pérdidas, Zelensky removió a su centro de mando de la zona desde donde se habría coordinado la misión y subrayó que todos los agentes “salieron de Rusia antes del primer despegue”.

Impacto militar y psicológico

Más allá del golpe material, la ofensiva erosiona la sensación de invulnerabilidad que Moscú mantenía respecto a sus bases interiores. Analistas consultados por Reuters apuntan a dos consecuencias inmediatas:

  1. Menor capacidad rusa para lanzar misiles Kh-101 contra ciudades ucranianas.

  2. Obligación de redistribuir defensas antiaéreas lejos del frente, aliviando la presión sobre Járkiv y Dnipró.

El precedente también fortalece la narrativa ucraniana de que “no hay rincón seguro” para unidades que participen en la agresión, como resumió un oficial del SBU familiarizado con el plan.

El contragolpe ruso no se hace esperar

Horas después, Rusia lanzó la andanada de drones más numerosa desde 2022 355 aparatos Shahed, según cifras de la Fuerza Aérea ucraniana y disparó siete misiles contra el oeste del país. Uno de esos proyectiles impactó una unidad de instrucción tras las líneas, dejando 12 soldados muertos y más de 60 heridos y forzando la renuncia del general Mykhailo Drapatyi.

En tierra, las tropas de Putin tomaron Oleksiivka, pequeña aldea de la región de Sumy, lo que obligó a evacuar 11 comunidades cercanas y confirma que Moscú concentra esfuerzos en los ejes de Pokrovsk, Toretsk y Lyman.

Negociaciones en Estambul bajo sombra de drones

Paradójicamente, la operación coincidió con la víspera de nuevas conversaciones directas en Estambul. Zelensky designó al ministro de Defensa Rustem Umerov como jefe negociador y exigió a Rusia presentar por escrito su posición sobre un eventual cese de hostilidades. El Kremlin prometió llevar un memorando, pero los analistas dudan de avances significativos el campo de batalla marca el compás diplomático, y Kiev acaba de demostrar que puede paralizar casi la mitad de la aviación estratégica rusa a distancia.

Con la Operación Telaraña, Ucrania inaugura un nuevo rango de ataque y envía un mensaje de resiliencia antes de la ronda turca. Moscú, por su parte, se ve obligado a dispersar aviones y reforzar hangares diseñados para una guerra convencional, no para enjambres de drones low-cost.

En un conflicto que ya se define por la innovación asimétrica, el tablero vuelve a moverse: los bombarderos que ayer sembraban terror sobre Kiev amanecieron en llamas, y cada kilómetro extra que recorra un dron ucraniano añadirá presión a una mesa de negociaciones todavía lejana de la paz.

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