La jugada política de Washington terminó abriéndole la puerta a Hong Kong. Luego de que la Casa Blanca le prohibiera temporalmente a Harvard matricular estudiantes extranjeros, varias instituciones de la ex colonia británica se lanzaron a conquistar ese talento global, prometiendo cupos exprés, becas y hasta ayuda con el papeleo migratorio.
Según EFE, al menos cinco universidades locales entre ellas HKUST, la Politécnica y la Baptista habilitaron un carril rápido de admisión desde el pasado viernes para los alumnos afectados. En plena rueda de prensa, la secretaria de Educación, Christine Choi, los animó a “mudarse sin miedo” y aprovechar la relajación del cupo de estudiantes foráneos.
El golpe en Cambridge no es menor Harvard alberga unos 7 000 estudiantes internacionales, el 27 % de su matrícula total cifra que quedó en el limbo tras la orden del Departamento de Seguridad Nacional y que solo se salvó, de momento, por la medida cautelar de una jueza federal de Boston.
HKUST, la joya tecnológica del territorio y número 47 del ranking QS 2025, fue la primera en levantar la mano. Su rectorado ofrece reconocimiento automático de créditos, alojamiento subsidiado y un equipo legal para tramitar visados en tiempo récord.
La Politécnica y la Baptista no se quedaron atrás. Ambas prometen orientación personalizada y becas parciales “según cada bolsillo”, conscientes de que la billetera familiar ya sufrió con los pasajes y las visas a medio camino. Mientras tanto, la Universidad China explora un fondo de subsidios que le permita fichar profesores visitantes que tampoco quieren seguir lidiando con la guerra cultural de Washington.
Desde Pekín, la portavoz Mao Ning calificó la decisión estadounidense de “politizar los intercambios académicos” y advirtió que socava la imagen internacional de EE. UU. Eso, dijo, solo motiva a China a “proteger los derechos legítimos” de sus estudiantes en el extranjero y a reforzar alternativas en Asia.
¿Qué hay detrás de la movida?
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Talento en fuga. EE. UU. recibió 1,06 millones de estudiantes internacionales antes de la pandemia. Cada restricción empuja a esa masa crítica a Reino Unido, Canadá, Australia y ahora Hong Kong.
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Dinero fresco. Un alumno foráneo en Harvard paga unos $54 000 solo en matrícula. Si un par de miles cambian de rumbo, la inyección a las universidades asiáticas es millonaria.
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Soft power al estilo oriental. Atraer a futuros científicos y empresarios forja redes de influencia duraderas, justo cuando la región quiere liderar en IA, biotecnología y fintech.
Si el veto se mantiene la apelación de la Casa Blanca sigue en curso, las universidades hongkonesas podrían recibir una ola sin precedentes de expedientes. El Gobierno local ya prometió flexibilizar cuotas y agilizar permisos de trabajo posgrado, una estrategia que podría convertir a la ciudad en el hub académico más diverso de Asia, eclipsando incluso a Singapur.
Para los estudiantes dominicanos (y de cualquier rincón) que soñaban con Harvard, la vaina está clara Cambridge ya no es la única meca. Hong Kong les extiende la alfombra roja con becas, clima subtropical y un aeropuerto que conecta medio planeta en menos de un día. A veces, de las crisis salen oportunidades y esta, en el mundo universitario, pinta grande.